domingo, 3 de febrero de 2019

El kirchnerismo como religión

¿Volverán las oscuras golondrinas?


Los partidos políticos son entidades por medio de las cuales los ciudadanos expresan su voluntad política y sus líderes también tratan de conseguir algo. Un partido diferente es el peronista o justicialista, que es un movimiento inspirado en el fascismo italiano del que se nutrió el Gral. Perón, quien por otra parte dió la mejor definición: peronistas somos todos.
El kirchnerismo -actualmente Frente para la Venganza- tampoco cumple estrictamente las reglas de partido político, y lo es por una simple razón. Es una religión.
En su santoral se destaca san Néstor, que siendo cobrador de la tristemente célebre circular 1050, sufre una revelación camino de Damasco: los Derechos Humanos. Así como el cristianismo cuenta el tiempo a partir del surgimiento de Jesús, el kirchnerismo lo hace desde el 25 de mayo de 2003. Con anterioridad "La tierra era algo informe y vacío, las tinieblas cubrían el abismo", igualito que en Génesis 1:2.
Su suma sacerdotisa es, ya se sabe, Quisieragritartunombre, que se mantiene en silencio (es salud), como la Esfinge de Guiza. Nada raro, siendo una arquitecta egipcia. La liturgia se dicta desde el Instituto Traición a la Patria.
El confeso "Vamos por todo" tiene cierta resonancia a algo dicho en épocas más sombrías (sí, hubo épocas más sombrías): "Ein Volk, ein Reich, ein Führer".
Como toda religión que se precie, debe instalar mártires. Así trataron infructuosamente (y lo siguen haciendo, no neguemos que son insistentes) de presentar la desaparición de Santiago Maldonado. No busque más, jefa, ya los tiene. Jorge Julio López, Alberto Nisman...