Una forma especializada de imagen del cerebro halló que jugadores de fútbol, que cabecean la pelota más de 1000 veces al año sufren riesgos similares a pacientes con traumatismo cerebral.
Cabecear ocasionalmente la pelota de fútbol no es un problema (la pelota no es lo suficientemente dura como para dañar las fibras nerviosas en la mayoría de los casos). Pero un cabeceo frecuente puede provocar daños que afecten a conexiones nerviosas críticas. Las investigaciones encontraron que estos cambios surgen en jugadores que promedian 1000-1500 cabeceadas al año. El consejo: usen más los pies.
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