He aquí el símbolo de la maldad. Mientras nuestros niños escupen alegremente sobre fotos de miembros de las corporaciones, éstos, crueles y despóticos, imaginan un destino sombrío en Comodoro Py y luego tras las rejas para la Abanderada de los Humildes.
Los destituyentes la llamaban la Mujer del Látigo. Aquí, Marcelo Tinelli consolando a una pobre viuda. Cuando ésta se alejó del poder, el mediático magnate comenzó a burlarse de Ella. Éramos todos guapos.
Firme el gesto, la mirada puesta en el horizonte, temple de acero, convicción republicana, heredero de una rica (sobre todo, rica) tradición democrática, con una preocupación que atormenta su espíritu: Game Over.
Estas líneas son dedicadas a los adictos empecinados en recordar la Década de Oro y tratar de a poco a recobrarlos para la senda de la democracia, la prensa libre y otras cosas lindas.
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