miércoles, 19 de abril de 2017

El dudoso encanto de la justificación

"Elle", amor sin barreras
La Nación recomienda "Elle" como una película imprescindible. Se trata de una señora a la que le gusta que le den una paliza antes y durante el sexo (parece que después, no). Sr. Gustavo Cordera, si aún no vió la película, no se la pierda.
Como justificación desteñida, su padre fue un asesino al por mayor siendo elle niña y se la acusó (falsamente) de cierta complicidad. De allí su afán masoquista.
El problema de reproducir un acto aberrante no está, por comodidad, en analizarlo, sino en justificarlo. La pobre mujer tenía un padre asesino, al que desprecia, ahh, entonces le gusta que la muelan a golpes mientras hace el amor.  El siguiente es un ligero spoiler: el hijo, al final, viene a restablecer el orden en ese caos.
En la serie "The Shield", aunque la justificación es a posteriori, el protagonista es un policía corrupto y asesino ocasional, pero tiene hijos autistas. Sería como que a Hitler una vez en la calle un judío le pisó un pié sin querer, o que en cierta ocasión le vendieron a Stalin una papa podrida.
Y si no encontramos motivo, en Buenos Aires, donde hay dos verdulerías y tres sicólogos por cuadra, sabemos que la culpa era de nuestros padres.

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