Oscar Martínez, premiado (copa Volpi) |
Los directores Gastón Duprat y Mariano Cohn no logran el personaje ambiguo que hubiese merecido Dady Brieva, sólo recargan su caricatura y tics habituales..
(Lo contrario sucede con "El secreto de sus ojos" de Juan José Campanella, que logra un sorprendente Guillermo Francella, que ahora inclusive vende detergente.)
Tampoco emplean medias tintas, los malos son malos malos y los buenos, buenos buenos (maniqueísmo).
Y para no dejar ningún cabo suelto (dije antes ambiguo), ¿fue un sueño?, ¿es un libro dentro de un libro?, ¿no ganó el Nobel sino el Cervantes?, le preguntan, (cito de memoria) ¿jefe, de verdad lo hirieron?, y contesta, sin salir del discurso, acá tenés. Fin.
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