Hoy puede ser un gran día |
Y es que momentos estelares de la humanidad se deben a ese simple hecho catabólico. William Shakespeare, estando constipado, no dejaba de pensar en que cagar o no cagar, esa era la cuestión. Luego, temiendo una probable censura, cambió el planteo de dicha disyuntiva.
René Descartes, sentado en el dignísimo trono, exclamó "¡Cago, luego existo!", pero luego lo pensó mejor.
La contribución de la cagada en el ámbito científico no deja de ser fundamental. Isaac Newton, al oir el tradicional ¡plop! de una cagada (propia) exitosa, descubrió la ley de la gravedad. Al día de hoy aún no sabemos porqué reemplazó al sorete por una manzana.
Es poco conocida la forma en que Albert Einstein comenzó a desarrollar la teoría de la relatividad especial: supuso dos ascensores bajando, en uno un señor cagando, y por lo tanto, el producto de sus desvelos cayendo por un instante a una velocidad relativamente superior, y el otro ascensor empleando la suma de ambas velocidades. Decidió que la situaciòn era un tanto confusa, y cambiò los ascensores por un tren.
Más reciente fue el hecho de que Stephen Hawking formulara su teoría sobre los agujeros negros contemplando las profundidades de un inodoro.
Así es que si Ud. está cagando en este momento, puede estar a la puerta de un descubrimiento fundamental. Sus anhelos pueden llegar a cumplirse porque, bueno, aún cuando fue dicho de otra manera, la mierda es la materia de que están hechos los sueños.
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