- ¡Ariel! ¡Ariel!
- ¡Sí, Señor, aquí estoy!
- Decime, ¿ya renunciaste?
- Sí, Señor, ya lo hice.
- ¿Y el resto de la Comisión?
- Están atornillados. Haría falta un milago.
- Ya me voy a ocupar. Pero decime una cosa, Ariel.
- Sí, Señor.
- ¿Le tocaste una teta?
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